martes, 16 de octubre de 2007

Los gobiernos del cambio, gran desilusión de la ciudadanía

Por Juana Eugenia Olvera Méndez/CIMAC

Tanto cacarearon que la llegada de la extrema derecha al gobierno del país iba a ser benéfica, que mucha gente, ignorante de lo que había generado en otras épocas, se lo creyó. Finalmente han de haber sentido la necesidad de darles una oportunidad para demostrar que lo que decían era real. Pero no fue así. No bien habían pasado los primeros meses de la administración de Fox, cuando surgió el escándalo de los gastos de remodelación de Los Pinos, con aquellas famosas toallas de diez mil pesos. ¡Ah, caray! Me preguntaba, ¿pues de qué están hechas estas toallas? ¿En realidad se creen seres elegidos que no pueden usar toallas comunes? ¿Estarán tejidas con hilos de oro? Y siguieron con miles de extravagancias. Creo que si en realidad hubiera habido una investigación en todo esto, sin duda hubieran salido miles de anomalías, como crear empresas proveedoras por parte de familiares y amigos de las gentes en el poder. Finalmente no era nada nuevo, eran prácticas antiguas, muchas de ellas conocidas desde la época del Virreinato. Posteriormente surgieron cientos de personajes que hasta tenían su página en Internet que se ofrecían como intermediarios ante el gobierno para obtener concesiones, permisos, patentes de corzo, etc., por el simple hecho de tener cargos importantes dentro de la administración foxista. El mismo Diego Fernández, siendo Senador, hacía gala de su influyentismo para resolver problemas de sus viejos clientes. Posteriormente el escándalo del uso de prebendas por parte de los Bribiesca, hijos de la esposa de Fox, sus múltiples negocios y rápido enriquecimiento, festejado por el padre de ellos en una entrevista radiofónica en donde comentó que: "serían muy pendejos si no aprovechaban la oportunidad que se les presentaba." Esto aclaró en mi mente lo que estaba ahí escondido. El que una persona alcance una posición importante dentro del gobierno de un país, no es para dar servicio a ese país, sino más bien para darse servicio a ellos mismos. Antiguamente era un honor formar parte de un gobierno porque permitía aportar ideas para mejorar la sociedad, engrandecer el campo, crear medios para que hubiera mejores cultivos, fuentes de empleo; beneficios para los trabajadores que eran y siguen siendo, los creadores de los grandes capitales, aunque pretendan hacernos creer que los buenos de la historia son los que aportan el capital y son los que merecen los premios. Si buscamos en los antecedentes de cómo obtuvieron sus riquezas, estos grandes inversionistas, sin duda íbamos a encontrar mucho robo, despojo, falsificación y abuso, sin mencionar otros crímenes. Ahora vemos que los grupos que llegan a ocupar posiciones prominentes lo hacen para crear negocios, generar riqueza no para el país, sino para ellos mismos. Venden instituciones que se generaron con el dinero del pueblo; desaparecen proyectos que mejoraban la vida de los obreros; intervienen en los sindicatos flagrantemente; adoptan tesis económicas que no han funcionado en los países donde fueron creadas; siembran el caos para justificar sus acciones que van en detrimento de los que menos tienen y generan grandes campañas publicitarias, para tratar de convencer de que lo que ellos hacen, es lo correcto. Tuvimos ya un gobierno en donde los titulares de los periódicos se encargaron de mostrar la caída de la economía y de las fuentes de empleo en nuestro país. Los gastos absurdos de una esposa de presidente, que ni siquiera los tienen esposas de reyes. Y el acabose se ha dado con las fotos del derroche económico en un rancho que ahora aparece en las páginas de las revistas de la gente ociosa y cuyo orgullo consiste en mostrar cuánto dinero tienen, sin importar de dónde venga. Y claro, es el gobierno del cambio que desde luego no va a ser investigado porque para ello dejó una tapadera firme. Vemos que los archivos de la presidencia han desaparecido y se cambiaron a Guanajuato. No sabemos cuánto del dinero de una nación empobrecida gracias a estos vivales, continúa en manos de ellos, traducida en donaciones, fideicomisos o fundaciones. Si en verdad se investigara de forma objetiva, sin duda iban a aparecer muchos ex funcionaros foxistas cobrando en diferentes plazas de aviadores en muchas de las secretarías de gobierno, que para eso, cuida y solapa, el presidente en turno.