viernes, 18 de abril de 2008

Atentado contra locutoras triquis “viene de los gobiernos estatal y federal”, acusan indígenas

Soledad Jarquín Edgar/corresponsal Oaxaca, Oax., 17 abril 08 (CIMAC).- “Algunas personas piensan que somos muy jóvenes para saber; deberían saber que somos muy jóvenes para morir”. La frase grabada por Felícitas Martínez Sánchez y Teresa Bautista Flores para el 94.9 de FM, “La Voz que Rompe el Silencio”, Radio Copala, fue un presagio. El spot era una súplica que sus asesinos no escucharon y desde algún lugar jalaron el gatillo de una “cuerno de chivo” el 7 de abril pasado.
San Juan Copala tiene una calma aparente, una calma verdadera desde hace poco más de un año para las autoridades del llamado municipio autónomo. “Antes desde donde te pararas eras blanco de un tiroteo”. Enclavado en una región montañosa difícil, a más de dos mil metros de altura donde las nubes confundidas con neblina parecen tocar las tierras del occidente de Oaxaca, San Juan Copala es municipio autónomo desde enero de 2007, donde los contrastes son coloridos como el conjunto rojo quemado que hacen cientos de mujeres cuando están juntas, bajo la sombra del edificio municipal color verde claro o la fachada azul del templo del santo patrono “Tata Chú”.
Todo en contraste permanente con los estragos que muestra el abandono, con las diferencias que crean la confusión, la información diversa, pero en algo hay coincidencia. Todos y todas quieren justicia. Las mujeres -dicen las propias triquis- se han convertido en el nuevo blanco de la violencia. Ahí estaba la advertencia del spot radiofónico grabado por Teresa y Felícitas.
A los casos de violación, despojo y desaparición de mujeres en el territorio de las comunidades del Movimiento de Unificación de Lucha Triqui (MULT) se suma el asesinato de Teresa y Felícitas, también de “ese mismo lado”, sólo que ellas eran integrantes del municipio autónomo de San Juan Copala.
Se habla de venganzas familiares, se habla de un añejo conflicto político, se habla de división entre los pueblos triquis provocado por los partidos y organizaciones políticas, pese a todo hay llamados de las autoridades del municipio autónomo y de un grupo de mujeres triquis -que no pertenecen a San Juan Copala- para que investiguen y haya justicia.
Pero no hay investigaciones en el caso de las hermanas Daniela y Virginia Ortiz Ramírez, desaparecidas el 5 de julio de 2007, hace más de nueve meses, ni “los agentes de la Procuraduría General de Justicia del estado han preguntado en San Juan Copala” sobre Felícitas y Teresa, reporteras y locutoras asesinadas hace ya casi dos semanas, el 7 de abril de 2008.