domingo, 14 de septiembre de 2008

Avándaro: a treinta y siete años…

Colaboración especial de JUAN ANTONIO VALENCIA
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Con los efectos de la marihuana y el alcohol en su mente, a sus dieciséis años de edad, tuvo la ocurrencia de despojarse de su playera, su pantalón de mezclilla y de sus pantaletas, mientras bailaba el ritmo violento del rock del grupo “El Epílogo”. Reconoció después no haber medido las consecuencias.
Hoy a sus cincuenta y cuatro años de edad, Alma Rosa González López afirma haber quedado marcada para el resto de sus días. Y se lamenta que el estigma la alcance en los umbrales de la tercera edad rodeada de sus nietos en su natal Monterrey. Aquella imagen de Alma Rosa González, “La Encuerada de Avándaro”, completamente desnuda y bailando en el estrado del Festival de Avándaro, dio la vuelta al mundo y hoy es imagen que se revierte.
Era la noche del 11 de Septiembre de 1971 en Valle de Bravo, Estado de México, durante el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, que marcó una época para el naciente rock mexicano. Ahí estuvieron los grupos precursores del rock: Three Souls in My Mind, Los Dug Dug’s, El Epílogo, Tequila, Peace and Love, El Ritual, Mayita Campos, Los Yaki, Bandido, Tinta Blanca, El Amor, y La División del Norte.
Debut y despedida: la frase de “¡chingue a su madre el que no cante!” proferida por el vocalista de Peace and Love, y minutos más tarde el desnudo de Alma Rosa González López, propiciaron que los medios de comunicación satanizaran al rock mexicano en las páginas de los diarios y revistas, provocando que las puertas de disqueras, estaciones de radio, televisoras y revistas de espectáculos se cerraran.
A treinta y siete años del suceso, sólo recuerdos quedan. Algunos buenos, otros malos, de una época que quienes pudimos disfrutar, lo hicimos de cerca o de lejos pero siempre y hasta ahora, tratando de comprender qué ocurrió.
Posiblemente nadie estaba preparado para una actitud que cobró vigencia, al inhibirse el comportamiento de la juventud de la época, bajo los efectos del alcohol y las drogas en un lugar en donde se respiraba libertad. En donde no había enemigos, si no el deseo de divertirse y pasar una velada agradable en renombrado énfasis del “Amor y Paz”.
Avándaro significó para los jóvenes de esa época, una salida a la cotidianidad. Un aire de libertad y una forma de protestar por los acontecimientos nocivos ejecutados por el gobierno federal, contra cientos de estudiantes que perecieron la noche del 2 de octubre de 1968 en Tlaltelolco.
Avándaro fue música, fue libertad. Se podía hacer todo lo que quisieras, en un lugar apartado de la ciudad y muy cercano a la naturaleza. Hoy 11 de septiembre de 2008, a treinta y siete años de distancia en medio de una descomposición social que nos devora día a día, de una corrupción cada día más latente, Avándaro sigue siendo un recuerdo. Un recuerdo vivo para quienes como adolescentes de la época, vivimos los efectos de ese festival musical.
“El Woodstock mexicano”, o el festival naco de rock, como lo vieron los norteamericanos. Aunque en sí, dentro del festival de música se reconoce que no hubo al cien por ciento rock mexicano, hubo en ese momento de debut y despedida, notas de un rock chicano, compuesto ya por mexicanos, pero en inglés; el inicio del rock actual que nunca pasa de moda.
El rock chicano o rock pesado, vino a sepultar para siempre a el rock and roll “fresa” interpretado en covers o “fusiles” de versiones en inglés, por artistas como Enrique Guzmán, Alberto Vázquez, César Costa, Angélica María, Jhonny Laboriel, Julissa y otros no menos importantes, pero que no aportaron nada a la cultura musical, desde el punto de vista de la creatividad.
Sin duda alguna, dentro de la evolución de la música mexicana, una figura es importante: Javier Bátiz quien inició en México la creatividad del rock y hasta nuestros días sigue promocionando ese concepto mexicano dentro y fuera de las fronteras sin apartarse de la originalidad del género.
Y no hay por que complicar la música, porque ésta es tan sencilla. En el rock se pueden utilizar “círculos” musicales como lo hacían Los Beatles. Por citar un ejemplo: el círculo de DO en la bella melodía “This Boy” (Este muchacho), una música fácil de interpretación, sin complicaciones, que fue parte de la que revolucionó al mundo y marcó una época, hasta decir con toda autoridad: “antes o después de The Beatles”.
Usted seguramente se preguntará; ¿todo esto que tiene que ver con el festival de Avandaro?
Veamos. El rock and roll fresa, proveniente de Estados Unidos (una mezcla de blues y música country), dejó una gran inquietud a la juventud mexicana. Pero la aparición del grupo musical inglés The Beatles, vino a confirmar la necesidad –llamémosle así– de crear su propia música.
Sin embargo no únicamente la música o el estilo fueron copiados. También las costumbres del grupo, como las de ingerir drogas, y esto no sólo fue exclusivo de México. En Estados Unidos se copió el modelo inglés. Esto vino a promocionar más aún el consumo de drogas y psicotrópicos en todo el mundo, pues integrantes de grupos famosos como Jim Morrison, de The Doors; Janis Joplin, de Big Brothers; y Jimi Hendrix, todos ellos fallecidos a causa del consumo de drogas, lo hicieron “popular” en México y en otros países.
Avándaro también fue “eso” la influencia de la música y su secuela; el consumo de drogas sin estos ingredientes, posiblemente el festival de Avandaro no hubiera trascendido las fronteras, aunque así fue, pero de manera negativa. Pero lo cierto es que el nacimiento del rock and roll en Estados Unidos y sus repercusiones en todo el mundo, fue la revolución social, más influyente del siglo XX, y México no fue la excepción.
Hablar de la creatividad musical del rock en México, es hablar de Avándaro. Pero no se puede mencionar el festival de Avándaro, sin aludir el icono en que se convirtió la figura de una bella jovencita de nombre Alma Rosa González López, “La encuerada de Avandaro”, “La Chava de Avandaro” o “Avandarito” para los cuates.
Con todo respeto y cariño para doña Alma Rosa González López en Monterrey, Nuevo León, y para todos aquellos que ya no están y que fueron “rockeros” y “macizos” de corazón.

javmina@hotmail.com