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Xalapa, Ver.
Pese a que el Instituto Estatal de Oncología (INEO) recibió una lámpara de rayos infrarrojos para visualizar las venas de los pacientes que requieren tratamiento intravenoso el nivel de certeza no se encuentra garantizado al 100 por ciento, pues en ocasiones las mismas condiciones de los enfermos impiden que puedan ser puncionados, dijo el director del hospital Raúl Enrique Guzmán García.
Aclaró que nadie en el hospital solicitó esta herramienta de trabajo al considerarla no indispensable, pues presumió que se cuenta con enfermeras altamente capacitadas para detectar las venas de los enfermos por medio de técnicas tradicionales.
Agregó que el INEO destaca por contar con equipo de última generación y la mejor y más amplia plantilla de especialistas para tratar a los enfermos con cáncer. Precisó que no hay hospital en el sureste de la nación que tenga en su conjunto a pediatras hematólogos, pediatras cirujanos, oncólogos pediatras, oncólogos médicos, radioterapeutas, especialistas en medicina nuclear y gineoncólogos, entre otros, que ni el IMSS, Issste o el área privada pueden tener, incluso en la ciudad de México.
No descartó que la lámpara infrarroja, otorgada por la Secretaría de Salud, haya sido adquirida por la presión social que posiblemente mal informó a los padres de los niños atendidos en el INEO, pues aseguró que a pesar de que nunca se había contado con este instrumento no hubo necesidad de cancelar los tratamientos.
Los recursos destinados a la compra de este aparato, valorado en más de 50 mil pesos, consideró, pudieron emplearse para la compra de otros insumos o satisfacer las necesidades de otras áreas.
Incluso, advirtió que la adquisición de la lámpara de luz infrarroja podría ocasionar un retroceso en la capacitación de los médicos y enfermeras, en especial lo de nueva generación, pues en caso de que llegue a descomponerse sería un pretexto para no intentar suministrar el medicamento a los enfermos.
En compañía de la jefa de Enfermería del instituto, Mónica Morales, el médico aclaró que nunca se ha martirizado a los pacientes con las punciones, pues nunca se ha intentado en más de tres ocasiones y aseguró que casi siempre se logra la intravenosa en el segundo intento, sin el apoyo de la lámpara.
Además, advirtió que el nivel de certeza con este instrumento no es muy variable, pues aclaró que el infrarrojo no evitara las punciones ni que disminuya sus fallas al asegurar que no es método estandarizado de certeza y que de poco servirá para la atención de pacientes con daño venoso a causa de la quimioterapia.
Por último, reconoció que el contar con este equipo no está de más en el instituto, pero insistió en que no es la solución para dejar de punzar a los pacientes, pues en caso de que no sea posible detectar las venas indicadas, aun con este instrumento, se tiene que recurrir a un catéter para introducirles el medicamento.
Aclaró que nadie en el hospital solicitó esta herramienta de trabajo al considerarla no indispensable, pues presumió que se cuenta con enfermeras altamente capacitadas para detectar las venas de los enfermos por medio de técnicas tradicionales.
Agregó que el INEO destaca por contar con equipo de última generación y la mejor y más amplia plantilla de especialistas para tratar a los enfermos con cáncer. Precisó que no hay hospital en el sureste de la nación que tenga en su conjunto a pediatras hematólogos, pediatras cirujanos, oncólogos pediatras, oncólogos médicos, radioterapeutas, especialistas en medicina nuclear y gineoncólogos, entre otros, que ni el IMSS, Issste o el área privada pueden tener, incluso en la ciudad de México.
No descartó que la lámpara infrarroja, otorgada por la Secretaría de Salud, haya sido adquirida por la presión social que posiblemente mal informó a los padres de los niños atendidos en el INEO, pues aseguró que a pesar de que nunca se había contado con este instrumento no hubo necesidad de cancelar los tratamientos.
Los recursos destinados a la compra de este aparato, valorado en más de 50 mil pesos, consideró, pudieron emplearse para la compra de otros insumos o satisfacer las necesidades de otras áreas.
Incluso, advirtió que la adquisición de la lámpara de luz infrarroja podría ocasionar un retroceso en la capacitación de los médicos y enfermeras, en especial lo de nueva generación, pues en caso de que llegue a descomponerse sería un pretexto para no intentar suministrar el medicamento a los enfermos.
En compañía de la jefa de Enfermería del instituto, Mónica Morales, el médico aclaró que nunca se ha martirizado a los pacientes con las punciones, pues nunca se ha intentado en más de tres ocasiones y aseguró que casi siempre se logra la intravenosa en el segundo intento, sin el apoyo de la lámpara.
Además, advirtió que el nivel de certeza con este instrumento no es muy variable, pues aclaró que el infrarrojo no evitara las punciones ni que disminuya sus fallas al asegurar que no es método estandarizado de certeza y que de poco servirá para la atención de pacientes con daño venoso a causa de la quimioterapia.
Por último, reconoció que el contar con este equipo no está de más en el instituto, pero insistió en que no es la solución para dejar de punzar a los pacientes, pues en caso de que no sea posible detectar las venas indicadas, aun con este instrumento, se tiene que recurrir a un catéter para introducirles el medicamento.
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