domingo, 4 de enero de 2015

Entre la esperanza y el olvido, La Concha vive bajo la sombra del ingenio

Ángel García
Jilotepec, Veracruz
(Reportaje)


En medio de una población que sufre por el desempleo y la necesidad, yacen las ruinas del ingenio La Concha, fábrica de azúcar que en su época dorada fue generadora de múltiples fuentes de trabajo y riqueza para quienes habitan en este lugar y comunidades cercanas.
Desde el 11 de abril de 2008 la factoría se cerró por problemas de liquidez, falta de caña e inversión para la renovación de su maquinaria. Desde ese entonces el poblado de La Concepción o La Concha prácticamente se ha convertido en una sucursal de la desolación.
La congregación es prácticamente un pueblo fantasma. La movilidad económica y las actividades de su gente están paradas y de su molienda no quedan más que historias, ruinas de fierro y un gigante de máquinas oxidadas que poco a poco han sido saqueadas para ser vendidas como fierro viejo.
El ruido que antaño generaba el ingenio en la actualidad es ocupado por el silencio que es notorio en las calles semidesiertas, donde también luce la ausencia de camiones repletos de caña de azúcar. Los obreros que anteriormente abarrotaban la fábrica durante la diariamente batallan en busca del sustento diario. Tienen mi migrar diariamente a otros municipios cercanos en busca de trabajo, aunque de plano hay quienes se fueron a la ciudad de México o a los Estados Unidos, a costa de la desintegración familiar.
Los sembradíos de caña aún se mantienen, pero las ganancias no son las mismas para los productores, quienes ahora tienen que derivar el producto a los ingenios de El Modelo, en La Antigua y Mahuixtlán, en Coatepec, lo que representa mayores gastos.
Los cañeros y extrabajadores del ingenio La Concha esperan que las declaraciones emitidas por las autoridades sobre la posible reactivación de la factoría e incluso su modernización para la creación de bioenergéticos sea una realidad, sin embargo, para algunos sólo se trata de sueños difíciles de cristalizarse, pues las condiciones deplorables en las que se encuentra la factoría advierten que lo ideal sería construir una nueva fábrica.
Los recuerdos de la fábrica agolpan a los habitantes de La Concepción, quienes con tristeza observan diariamente aquella fábrica que les daba certeza y seguridad económica y que ahora no deja de ser una vieja estructura arruinada con un mural de la “Fidelidad por Veracruz” que también ha sufrido el deterioro por el paso de los años sin actividad.

SEIS AÑOS DE POBREZA

Productores, cortadores, camioneros y obreros, son algunos de los sectores que más se vieron afectados después del cierre del ingenio de La Concha, donde la economía de la región se vino abajo cuando la fábrica de plano fue declarada en bancarrota por su dueño Rafael Ross Torres.
Los exobreros de esta fábrica Ernesto Salas Callejas y Noel Andrade Sánchez, aseguraron que al dejar de operar la factoría muchas familias se desintegraron, pues los jefes de casa al no encontrar otra fuente de empleo en sus comunidades tuvieron que emigrar en busca de oportunidades. Ante la ausencia de los maridos las esposas también han tenido que salir de casa para buscar ingresos que permitan la manutención de los hijos.
En total fueron 181 obreros de planta y 220 de contrato lo que perdieron su trabajo de golpe, además de los cortadores de caña, cargadores, productores y fleteros, que sufrieron un duro golpe a su economía por el cierre del ingenio. En total los agraviados podrían ser más de mil 600 trabajadores.
Los extrabajadores dijeron que durante todos estos años no han dejado de tocar puertas, tanto estatales como federales, en busca de una nueva oportunidad laboral, no obstante, sostuvieron que ante la falta de respaldo han tenido que hacerle de cargadores, albañiles y de chalanes, en donde sea.
Precisaron que el beneficio de recuperar la fábrica de azúcar en su comunidad sería al menos para los municipios de Alto Lucero, Coacoatzintla, Naolinco, Tepetlán y Jilotepec, además de algunos cortadores de caña que llegaban de Puebla y Perote, para laboran en la factoría.
El ingenio La Concha era el corazón de la economía de la región de Jilotepec, por lo que al perderse el desarrollo y el progreso del municipio, en especial de La Concepción, quedaron estancados.

PRODUCCIÓN DE CAÑA, POCO RENTABLE

Aunque el ingenio de La Concha cerró sus puertas desde hace años, la producción de caña en la región se mantiene, pero con ganancias económicas muy limitadas porque el producto tiene que trasladarse a las fábricas de Mahuixtlán y al Modelo.
De acuerdo con Armando Arcos González, quien laboraba en el ingenio de este lugar, el llevar la gramínea a los ingenios antes mencionados se encarece el transporte y con ello se disminuyen los ingresos económicos en beneficio de los productores.
Sin embargo, el cultivo de caña no se olvida. El campo agrícola de La Concepción luce plantado con la gramínea que es aprovechada para la producción de azúcar en otros ingenios. También se siembra café, pero en pequeña escala.
La caña de azúcar es un cultivo emblemático de este lugar y por ello los campesinos se han resistido a un posible cambio en sus tierras sembradas.
El extrabajador del ingenio recordó que antaño, durante las zafras, era común ver a los cortadores y cargadores abarrotar el campo agrícola para cosechar la caña que luego era transportada por camiones que hacían largas filas para llegar a su destino: el ingenio La Concha.
Los productores locales ganaban abundantes sumas por la producción y venta de caña de azúcar, pues no gastaban demasiado en el traslado, no obstante, al quebrar el ingenio tienen que invertir grandes cantidades para llevar el producto a Mahuixtlán y El Modelo.
Comúnmente el ingenio La Concha molía 120 mil toneladas de caña durante cada zafra, por lo que ahora es necesaria una mayor inversión para garantizar la molienda de esta cantidad en las otras factorías.

Recuerdos de rendimientos históricos

El primer lugar nacional de rendimiento que obtuvo el ingenio La Concha fue al terminar la zafra 1995-1996 y de ello ahora sólo queda una anécdota, citó Melquiades Sánchez Velázquez, vecino de La Concepción.
Sostuvo que a lo largo de su vida pudo ser testigo, desde niño, de los beneficios que generaba la fábrica para todo el pueblo.
Los obreros ganaban bien y podían construir sus casas y modernizarlas, sin embargo, luego del cierre de la factoría el progreso se estancó y la mayoría de las viviendas “se quedaron a medias” o de plano no pudieron ser construidas.
Además, señaló que en la época dorada del ingenio era común que llegaran representantes de diversas compañías y tiendas departamentales a ofrecer créditos a los trabajadores, sin embargo, abundó que ahora todos se encuentran en el olvido y sin posibilidades de crecimiento.
Sostuvo que el problema financiero de La Concha inició sino hace años, cuando se redujo la producción azucarera y por ello se dejaron pendientes los pagos de la zafra 2002-2003.
Aseguró que en la actualidad aún se deben alrededor de 10 millones de pesos a los obreros, mientras que a los productores, por intervención de las autoridades estatales, se les liquidó el adeudo.
Manifestó que luego del cierre de la fábrica y ante la incertidumbre laboral las pasadas administraciones locales otorgaron despensas a los afectados, sin que fueran suficientes para atender sus necesidades.
Descartó que la factoría pueda ser rescatada y rehabilitada, pues sus instalaciones y maquinaria tienen más de 33 años y tan sólo para rescatar las calderas se necesita de una inversión mayor a los 5 millones de pesos.

ROBOS Y DESMANTELAMIENTO DEL INGENIO

Los robos y el desmantelamiento del ingenio La Concha han sido constantes ante su abandono, dijo el exobrero Juan Bahena Landa.
Dijo que todos los trabajadores tienen sed y hambre de justicia, pues mientras ellos sufren por la falta de empleo hay como 13 integrantes del Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera de la Sección 101 que viven lujosamente, a pesar de asegurar que no tienen empleo.
Sostuvo que los saqueos en agravio de la fábrica no terminan y que el hurto ha sido paulatino poco después de que la factoría cerró y le quitaron la vigilancia.
Advirtió que a causa de este desmantelamiento ilegal la factoría difícilmente podrá ser rehabilitada y puesta en marcha en beneficio de toda la región.
La falta de trabajo ha impactado tanto en la economía de toda la población, incluso ha provocado que los hijos abandonen las escuelas y que la alimentación sea limitada, al grado de que lo frijoles representen un platillo de lujo y que los préstamos y todo tipo de endeudamiento sean necesarios para sobrevivir.
Los bailes populares que en cada temporada decembrina se veían en las calles durante la época del ingenio no podían faltar, pero desde 2008 este tipo de eventos dejaron de realizarse.

SE DESVANECEN LAS ESPERANZAS

Las esperanzas de que el ingenio La Concha se reactive y se modernice se desvanecen. El abandono en el que se encuentra ha deteriorado sus máquinas y por ello se necesita de una gran inversión que difícilmente se llevará a cabo.
Edilberto Saldaña Sánchez, quien destinó 25 de casi 50 años de vida a trabajar como obrero en la factoría, dijo muchas familias tuvieron que sufrir la partida de alguno de sus miembros, pues ante la pérdida de las esperanzas hubo quienes salieron en búsqueda de alguna fuente de trabajo en otros municipios, estados o de plano en los Estados Unidos.
Además de la pérdida de las esperanzas los exobreros de La Concha tienen que soportar que aquellos que aún siguen en el sindicato se enriquezcan, a pesar de carecer de un ingenio activo y funcional.
Desde su punto de vista, no descartó que los sindicalizados acaparen los apoyos que se les dan a todos los exobreros que aún carecen de una fuente segura de empleo.
Finamente, abundó que a los extrabajadores se les prometió un apoyo económico el pasado 24 de diciembre. Algunos de los exempleados acudieron desde temprana hora al antiguo ingenio, donde al caer la tarde tuvieron que regresar a sus hogares con las manos vacías porque la ayuda no llegó.

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