viernes, 13 de marzo de 2009

"Sólo Dios se acuerda de mí"

* Eduardo Tejero Pérez, es un anciano que se encuentra abandonado por sus hijos en la cama 253 del hospital Comunitario

LOURDES COUTIÑO CONTRERAS/ Notisur
Coatzacoalcos, Veracruz

Eran justamente las cuatro de la tarde cuando recordé que tenía que asistir a la visita en el hospital comunitario, para poder salir de dudas, en cuanto a esa persona desconocida de quien sólo sabia se llamaba Eduardo Pérez Tejero y estaba instalado en la cama número 253. Al llegar al hospital, lo primero que se veía eran varias personas en la sala de espera, y antes de llegar a las escaleras una mujer que se desempeña como recepcionista, ella aparentaba ser una persona que no sería fácil de sorprender, y decidí acercarme a ella con una sonrisa en el rostro.
Cuando le sonreí, noté que ella correspondía y me cuestionó sobre en qué podía ayudarme, a lo que yo contesté que si podía darme información sobre el paciente de la cama 253, enseguida tomó su libreta de registros y volvió la mirada a mi preguntándome que si era mi abuelito. En ese momento tenía una pista más sobre cómo era ese personaje, ya sabía que era una persona de edad avanzada. Mi respuesta fue que no, y ella insistió preguntando que parentesco tenía con el paciente, a lo que de manera inmediata dije que sólo era un conocido y que quería saber cómo estaba.
Fue una situación incómoda, de manera literal tuve que rogarle para que me dejaran ingresar, ya me había dado por vencida y decidí marcharme, y fue en ese instante cuando la recepcionista me facilitó el pase y sólo dijo que ahora lo más difícil era pasar por alto a la mujer de seguridad. Fue muy fácil, no preguntó nada y sólo indicó el camino para llegar a la habitación, recuerdo bien que en el segundo piso encontré a una mujer llorando porque su familiar había fallecido, y seguí corriendo ya que antes me habían advertido que la hora de visita estaba por terminar. Al fin llegué a la puerta ahí estaba un letrero indicando que ahí estaba el paciente de la cama que buscaba con ansias, me detuve y di tres pasos, note que todos los pacientes estaban ahí con sus visitas, y seguí caminando. Era la última cama, estaba cerrada con una especie de manta blanca como separándolo de los demás pacientes, todos los demás me veían de una manera diferente como queriendo reclamar algo, eso no me detuvo y con la mano derecha corrí la manta blanca.
Ahí estaba él, un hombre con arrugas lo que demostraba que sus 80 y tantos años de edad habían sido bien vividos, se me quedó viendo como desconcertado, y al acercarme y saludarlo, noté que no escuchaba bien, nuevamente lo saludé pero ahora acercando mi voz a su oído. No podía creerlo en esa cara llena de arrugas y granos a causa de una enfermedad, apareció una sonrisa y me preguntó que quien era, enseguida le dije mi nombre y él muy atento me dio la mano y escuché nuevamente ese nombre pero con los apellidos invertidos, Eduardo Tejero Pérez.
Su mano me pareció calientita como la de los abuelitos cuando llevan horas acostados. Y ahí empezó todo, mi voz temblaba, tenía ganas de llorar, al ver que su cuerpo es muy delgado y que aparentaba tener una enfermedad muy fuerte, y lo más impactante era verlo solo. Comenzó a contarme que él antes trabajó de soldador y en otros más empleos, pero hace poco se dedicaba a estar de “barrendero”, eso no importaba tanto como cuando con lágrimas en sus ojos me dijo que sus hijos no lo quieren.
Me dijo que sus hijos Eduardo Tejero Castroy Concepción, fueron a verlo pero no lo ayudaron en nada, y también un trabajador amigo suyo a quien él llama Polo, asistió a visitarlo y le dijo que quizá juntaría dinero con mas personas para sacarlo de ahí. Don Eduardo me aseguró, que lo que más desea es salir de ahí, dice que todos quieren dejarlo morir en el hospital porque ya son 27 días los que lleva internado.
“Yo no puedo trabajar ahorita porque me operaron, pero saliendo yo me mataré trabajando, solo quiero irme de aquí”; un encargado del hospital, dijo que el alta ya está que sólo hace falta que se cubran los gastos. Don Eduardo al llorar suplica que quien sea, ya sean las autoridades o cualquier persona de buen corazón lo ayuden a salir del hospital, ya que menciona que siente que ahí morirá y él quiere regresar a su hogar, dice que si sus hijos no lo quieren alguien más llegará a verlo y lo ayudará.
De momento él quiso ir al sanitario, y nunca esperé algo así, su bata cayéndose, su cuerpo semidesnudo porque le hace falta fuerza en el cuerpo, logramos entre los dos hacer que se sentara en la cama, y cuando quiso ponerse de pie, de pronto sentí todo su cuerpo recostado hacia a mí, no podía soportar su peso.Como pudo entró al baño, y al salir me dijo llorando que eso es lo que más lo destroza que ni siquiera tiene a una persona que le de la mano aunque sea para ir al baño.
Al final cuando me llegaron a sacar de la habitación porque el tiempo de visita había terminado, él me dijo que necesita de alguien, quien sea porque se siente abandonado, solamente puede creer en Dios porque afirma es el único que nunca lo deja solo. Antes de marcharme me acerque más a él y al limpiarle las lágrimas, tomó mi mano y me dijo “gracias”, me acerque más y le di un beso en la mejilla y me marché.
Eduardo Tejero Pérez, un anciano que se encuentra abandonado por sus hijos en la cama 253 del hospital Comunitario.

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