martes, 3 de noviembre de 2009

Veracruz honra a sus muertos

Mónica Tejeda Hernández
Opción de Veracruz Virtual

Las festividades de todos santos llegaron a México junto con la conquista, pues este culto está considerado dentro del calendario Católico desde el año 900 que al fusionarse con las creencias mexicanas, se ha convertido en una tradición especial de nuestro país.
En los últimos días de Octubre y primeros del mes de Noviembre, son conocidos en México como la fecha dedicada a honrar a nuestros muertos, las múltiples formas en las que un recuerdo se vuelve festejo en Veracruz por ejemplo, muestran la forma en que una conmemoración puede ser especial y lleno de colorido aunque ésta tenga algo que ver con la muerte.
En el norte del estado, podemos apreciar una de las celebraciones más especiales y sonadas en el país, se trata de la fiesta en Xantolo, Tempoal, donde la tradición de los enmascarados, sólo es una parte de que se considera ya, un atractivo para propios y extraños que cada año esperan esta fecha para ser partícipes de una espectacular forma de honrar a los fieles difuntos.
La característica más importante de este colorido festejo reside en los bailes de máscaras, donde los participantes deben cumplir con el indispensable requisito de usar máscaras elaboradas únicamente con madera, aunque hoy en día, hay quienes de prefieren la ocasión para “salir del closet”, los habitantes del lugar hacen lo posible por conservar las tradiciones intactas.
En lo largo y ancho del territorio estatal, los veracruzanos se preparan para levantar los famosos altares, cada uno en diferente forma de a cuerdo a la región pero todos con características similares que deben ser tomadas en cuenta a la hora de planear su elaboración, tal y como lo es el arco adornado ya sea de flor de cempasúchil o de mano de león o con canastitas de papel de china, frutas, papel picado o figuritas de cartón.
Pero sin duda, el aditamento más importante y laborioso es la mesa de alimentos que se encuentra debajo del arco, pues éste debe estar lleno de la comida que le agradaba a nuestros fieles difuntos además de algunos adornos o elementos representativos como imágenes, fotos, veladoras, cruces o artículos que pudieran agradar al familiar fallecido que visitará el altar en estos días y por último pero no menos importante, el “caminito” que lo guiará hacia el banquete preparado en su honor.
Otro espectacular ejemplo podemos encontrarlo en la ciudad de Naolinco de Victoria -muy cerca de Xalapa-, donde cada año se realiza una peculiar tradición muy propia de ese lugar, donde además de levantar un ofrenda para los seres queridos que han fallecido, las personas visitan a esos familiares en sus moradas de descanso para ofrecerles una “serenata” a media noche, lo cual fuera de parecer tenebroso es una gran muestra de amor para ellos.
En apoyo a la conservación de esta tradición, al llegar el mes de Octubre comienzan trabajos de limpieza en el Panteón Municipal de Naolinco, un lugar verdaderamente sublime, lleno de mausoleos hermosos, bien pintados, arreglados, además de un césped bien cuidado y una capilla especial para este lugar.
Según la tradición, las circunstancias en las que muere la persona determinará el día en que “vendrá” a visitar a sus familiares, así, se cree que los fallecidos en accidentes fatales o asesinados recogerán sus ofrendas el 29 de Octubre, mientras que los niños del Limbo, considerados así por haber fallecido antes de ser bautizados, se presentarán el 30; para el día 31, los infantes quienes ya hayan recibido este sacramento. El 1 de noviembre, es dedicado a los fieles difuntos -personas adultas- y por último, el 2 de noviembre, los familiares acuden al panteón para llevar coronas, flores y veladoras a las tumbas de sus seres queridos, al mismo tiempo en que todo el grupo canta durante el camino de la casa donde se reunieron, hasta el la tumba del ser querido.
La noche del primero de noviembre para amanecer el 2, es cuando los familiares se reúnen en alguna casa para cantarles y rezarles a sus muertos, donde ya estará un altar levantado con la creencia de invocar así a sus familiares fallecidos para que disfruten de lo que les gustaba en vida, principalmente comida, aunque en algunos altares se puede ver también rehiletes y juguetes para los más pequeños difuntos.
Las llamadas “cantadas” son la costumbre mas singular de Naolinco, tradición que comienza a partir de las 20:00 hrs del primero de noviembre, cuando grupos de 10 o mas personas acompañados -en algunas ocasiones por instrumentos musicales-, salen a cantar alabanzas.
Uno de los cantos mas sonados lleva el nombre de “Alabanza al Padre Darío Acosta Zurita”, personaje que al ser beatificado se convirtió en el primer Santo del estado de Veracruz, comenta Tomas Martínez Gutiérrez, cronista de la ciudad, “se ponen imágenes de santos, la Virgen, Jesucristo y ahora también la imagen del padre Darío, además de fotos de nuestros familiares”.
“Naolinco de Victoria tiene una tradición muy grande y bella, además de remota, es uno de los baluartes de tradiciones del estado de Veracruz”, considera Martínez Gutiérrez, pues Naolinco -ciudad desde 1910-, es uno de los pocos lugares donde aún existen estas costumbres de celebrar a sus muertos, “que equivale a tener un orgullo, pero sobretodo un respeto tan grande”.
Como un estimulo para continuar con esta singular tradición, la Casa de la Cultura abre sus puertas en estos días durante la noche, para así mostrar a los visitantes los diferentes tipos de altares que se acostumbran en la localidad y algunos lugares del estado, además de figuras en forma de esqueletos hechos a base de papel maché en representaciones diversas.
La invasión de otras costumbres
No obstante a estas tradiciones de Naolinco tan especiales, existe un problema difícil de combatir para la continuidad de las mimas, asevera Martínez Gutiérrez, pues la noche del primero de noviembre, se pueden ver las calles repletas de jóvenes, en su mayoría extranjeros, quienes aprovechan las festividades para convivir y tomar bebidas alcohólicas.
“Esto resulta triste para los pobladores de la ciudad, pues también acuden turistas e investigadores con el propósito de conocer estas costumbres, que al ver este escenario, confunden las tradiciones de los originarios de Naolinco, con la multitud de jóvenes en estado de ebriedad”, comenta Martínez Gutiérrez.
“Nos lastima que la ciudad se haya visto repleta de visitantes, quienes no respetan, pues vienen en calidad de hippies, desaliñados y consumiendo bebidas alcohólicas junto con drogas”, señala Martínez Gutiérrez, quien apunta que este problema comenzó desde hace ya 10 años.
Resulta verdaderamente molesto para los habitantes de Naolinco que se presente lo que consideran como una “invasión”, asegura el cronista “pues la tradición de poner sus ofrendas, se debe a que realmente esperan a sus muertos y no por simple capricho”. Sin embargo, los naolinquenses no pretenden evitar a los visitantes, pues es apreciable que quieran conocer sus tradiciones, reflexiona, “mas bien quisiéramos que se tuviera mayor control, principalmente por parte de las autoridades para controlar este mal social y evitar que se haga cada día mas grande, no atajamos a nadie de los deseos de venir a Naolinco, pero si quisiéramos recibirlos con métodos un poco mas estrictos”.

No hay comentarios.: